La salida de la fiesta. Un completo desastre. Coches hechos añicos por los rufianes de Izcalli. Dando vueltas y perdidas por el pueblo. Un taquero de mala fe que nos engañó, y un drogadicto pidiéndonos aventón.
Lo peor de todo, la vida nos estafó. Salida a Queretaro. Sin encontrar retornos a la civilización.
Un dispensador de gasolina, a nuestro destino nos llevó. Un retorno noble. Y un copiloto ebrio.
A Punta Norte, encontramos la salida. Y de nuevo a Lago de Guadalupe vimos la deriva.
Llegué a casa con mucha pena, y con un ebrio con plática que centella.
Te quiero Sekar, todavía sirves estando ebrio. :)
Llegué a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario