Al bajar la escalera, oyó en el recibidor una tosecilla conocida, aunque no muy clara, porque la ahogaban sus propios pasos. Esperaba haberse equivocado, y se detuvo un instante con la esperanza de que se había engañado; conservó esta esperanza hasta el momento en que vio a un hombre de alta estatura que se quitaba la pelliza mientras tosía.
jueves, 2 de septiembre de 2010
Hoy fué un buen día.
Hoy, sin nada mas que hacer, esperando moverme hacia casa. Vi un ser maravilloso. La belleza se hartó de influenciar a algunas afortunadas. Tomó un cuerpo propio, y hoy lo ví.
Efectivamente te ví denuevo y no estás tan bella. Me arrepiento mucho de lo que dije. La soledad me cegó. Perra.
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