La Sugestión (Parte II) (Bruno Alberto Varela)

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No te acerques -le dije con el pensamiento. Mi amplio vocabulario se ve nulo contra la imponente presencia de esa muchacha. Sin embargo lo hizo. Me habló.
-Presumeme tu casaca.-Dijo ella. Y con una profunda vergüenza levanté los brazos y me moví unos cuantos grados hacia la izquierda y luego hacia la derecha.

-Me gusta. - me dijo con una sonrisa. Sinceramente no podía sonreir. No podía sonreir ante tal ser el cual me disgustaba. En ese momento llegó otra muchacha, seguramente de su edad, comiendo helado.

-¿Gustas?-me preguntó, sin mirarme a los ojos.

-No gracias, no puedo.-Le respondí. Indiferentemente se retiró de la sala. Y fué con otro invitado a platicar.

-Con permiso, debo excusarme.-Le dije a ella. Mi mente no dejaba circular bien mis pensamientos. Estaba bajando unas escaleras de caracol, con la idea de ir por una cerveza que le pedí a mi amigo que la metiera en el refrigerador, sin embargo me tropecé con el ultimo escalón. Me sentí muy avergonzado. Temía que ella me hubiera visto. Pero volteé hacia arriba y no vi a nadie.-Que pena me acongoja.-me dije a mi mismo.

Pasaron las horas, y mientras yo me rodeaba de "amistades nuevas", sentía su presencia. Era una parte escencial de esa fiesta. No me atreví jamás a preguntar sobre sus antecedentes, de quien era conocida, o de quien era hija. Pero ella reptaba seguido alrededor de mí. Moría por hablarle. Platicarle acerca de Jeannete, ella... Esa muchacha que me había cambiado mi vida, de como mi descuido hizo que todo mi mundo sucumbiera, y como su muerte me había hecho pasar años llorando y gritando por las noches.

Poco despues los invitados se retiraron, incluyendola a ella. Ella se despidió de mi, mientras varios invitados la vitoriaban por como era ella y se despedían. Cuando llegó mi turno de despedirme, no hubo vitoreos ni felicidad, solo silencio.

-Adios Jeannete.- Le dije, diciendole en mis interiores lo mucho que la extrañaba.